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Ruinas de Cartago. Foto Gregorio Mayí.

Cuando a principios de este año los cruceros cancelaron las paradas en Túnez por la convulsa situación política y social que vivía el país, pensé que había dos perdedores: la población de Túnez y los viajeros de cruceros. Por eso cuando hace unas semanas volvieron a incluir a ese destino africano en las travesías por el Mediterráneo, me uní al grupo que celebró la noticia.
Llegué a La Goulette, el puerto de Túnez mientras viajaba a bordo del ms Westerdam de Holland America. Una excursión del mismo barco con el nombre de “Lo Mejor de Túnez” me llevó precisamente a eso, a tener un excelente vistazo de los puntos más destacados de la enigmática República Tunecina, una llena de historia y contraste para la que el turismo es de gran importancia.
Entre sus atracciones se encuentran:
*La Medina, el núcleo histórico y cultural de la Túnez moderna, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1981. Entre los lugares de mayor interés están las mezquita de Zitouna, de Youssef Dey y el gran mausoleo de Tourbet el-Bey. No se puede caminar por allí sin caer vencido ante la tentación de entrar a husmear entre las tienditas metidas en las callejuelas. Ese primer vistazo al “zoco”  o bazar de la medina, basta para entender por qué las compras son una de las mayores atracciones de Túnez.
* Museo Nacional del Bardo, lugar idóneo para encontrarse con los vestigios más preciados de la época de gloria tunecina. El museo, que está a sólo cuatro kilómetros de la capital, está en el antiguo Palacio del Bardo y tiene lo que para muchos es la mejor colección de mosaicos romanos de todo el mundo. Estos reflejan el gran desarrollo que alcanzó Túnez  en esa técnica y brindan una gran aportación sobre el estilo de vida y las costumbres de la época de la colonización romana. Su interior está dividido en secciones y una visita de alrededor de dos horas será suficiente para tomar buenas fotografías y admirar las estatuas y la belleza del arte milenario del mosaico.
*Ruinas de Cartago. De la ciudad antigua fundada por los fenicios, todavía quedan en pie columnas y grutas que dan fe de su magnificencia. La brillante metrópoli de Cartago, fundada en el 814 antes de la era cristiana, fue considerada la más próspera y poderosa ciudad de este lado del Mediterráneo, pero sucumbió ante los embates de Roma, durante las Guerras Púnicas, aunque su legado quedó para la historia.
*Sidi Bou Said, un pueblito como sacado de una postal, con sus empinadas calles  adoquinadas y resplandecientes casas blanquísimas, donde cada puerta era una obra de arte. Muchos la llaman el “Santorini Tunecino” por el intenso color azul de sus puertas y rejas de las ventanas, el blanco de las paredes y el mar de fondo. El pueblito está en lo alto de un acantilado desde donde se divisa el golfo de Túnez, a unos 10 kilómetros de la capital, y además de casas pintorescas tiene cientos de tienditas con variedad de artesanía a muy buenos precios, sobre todo si se paga con dinares tunecinos, la moneda oficial de ese país. Si no los tienes, te aceptan dólares y euros, el asunto es que le compres. Si quieres llevarte un recuerdo inolvidable y de calidad entonces escoge una buena alfombra de una tienda certificada por la compañía de barco en que viajes. Pueden costarte miles de dólares, pero están garantizadas por su autenticidad y calidad, y además el precio incluye la entrega directa a tu hogar, en cualquier parte del mundo.
Si deseas otro tipo de experiencia puedes ir a la ciudad por tu cuenta, pero es buena idea usar el transporte que te ofrecerá tu compañía de barco, por un costo adicional. El país, que limita con Argelia al oeste, y Libia al sur y al este, tiene más de 10 millones de habitantes y una población mayormente  musulmana que es una gran mezcla de las culturas berebere, árabe, africana y europea.
 

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