Todavía hay sorpresa con la noticia del accidente del Costa Concordia. Aunque ha habido tragedias grandes en la industria de barcos, en la época reciente no hemos visto nada similar. Que un un barco de esa magnitud, que desplaza 114,500 toneladas, y de ese nivel de lujo, esté a punto de hundirse es una imagen impactante.
Para los pasajeros que con mucha ilusión estaban a bordo, era su primera noche de vacaciones. Mientras cenaban en el lujoso Costa Concordia, estrenado en el 2006, reportan que oyeron un ruido enorme, se fue la luz inmediatamente, y notaron que el barco empezó a inclinarse. Como era de esperar cundió el pánico y al escuchar los siete silbatos cortos y el largo que anunciaban la emergencia, no quedaron dudas: había que tratar de salir de allí.
La nave estaba frente a la diminuta isla italiana de Giglio en la Toscana, a donde llevaron los pasajeros en botes salvavidas. La isla es tan pequeña que no tenían lugares para alojar a esas miles de personas, pero las autoridades italianas han recibido elogios por el apoyo y compromiso con estos pasajeros. No así Costa que ha recibido críticas de los viajeros que han dicho que fueron lentos en anunciar el accidente y que su personal lució perdido en la fase de evacuación de pasajeros.
Confirmados al momento de redactar esta nota hay tres muertos, pero más de 70 desaparecidos según reporta CNN. Costa dijo en el comunicado oficial que la posición de la nave hizo extremdamente difícil el rescate de los últimos 50 pasajeros.
El barco llevaba 3,200 pasajeros, entre ellos más de 1,000 italianos, 500 alemanes y 160 franceses, y más de 1,000 tripulantes a bordo. Estaba en viaje por el Mediterráneo y hacía un par de horas que había salido desde Civitavecchia, el puerto que está a 70 kilómetros de Roma. El itinerario lo llevaría a Palermo, Sicilia; Cagliari,Cerdeña; Palma de Mallorca y Barcelona, España y Marsella en Francia antes de regresar a Savona.
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